El Nuevo Molino
Lo que en el siglo XVIII fue un molino de agua alimentado por el río Pas, en 1970 comenzó a funcionar como El Molino, negocio familiar que durante 30 años se mantuvo entre los restaurantes más prestigiosos de la región. Tras unos años cerrado, en febrero de 2004 fue reabierto bajo una nueva dirección. El Nuevo Molino goza de un hermoso jardín, en él se emplaza una capilla convertida en espacio Hennessy, el primero en abrir del país, y en donde el cliente puede encontrar una variada carta de licores, así como una cava de puros habanos. A su lado se levanta un antiguo hórreo asturiano (salón privado que en ocasiones da lugar a catas y cursos).
En el interior del molino, al calor de las chimeneas, pinturas y esculturas de artistas, mayoritariamente cántabros, decoran dos salones, La Socarreña y El Comedor Noble. Las maderas nobles, como nuestra colección de puertas del siglo XVI, las cristaleras con vistas al jardín, la cómoda y agradable distancia entre mesas y el atento servicio, favorecen la degustación de una carta trimestral, basada en productos de mercado, actuales y elaborados sin perder su esencia. Posee una cuidada bodega con más de 300 referencias de 11 países y una cuidada variedad de cafés y mimada selección de licores.Un tercer comedor, con capacidad para 200 comensales, invita a celebrar cualquier evento. La Cúpula, que combina un espacio moderno con chimeneas de piedra y columnas del siglo XVIII, es elegido por infinidad de novios de Cantabria para celebrar su boda.
El nuevo Molino dispone de un servicio de catering que permite acercar una cocina con estrella a cualquier espacio. Idéntica profesionalidad en el ambiente que tu elijas.
La gastronomía de Cantabria tiene en El Nuevo Molino su mejor reflejo. Desde sus orígenes, el restaurante que soñaron Jose Antonio González y Rafael Prieto para dar continuidad al sueño que un día alumbró Víctor Merino en Puente Arce hunde sus raíces en el entorno. En sus fogones la inmensa y rica despensa cántabra adquiere nuevos matices que son la base de una cocina clásica adaptada con guiños contemporáneos que permiten interpretar platos de siempre y hallar nuevos formatos para los sabores de toda una vida. Mar y montaña. Océano y piedra. Huerta y terruño. Ganaderos, queseros, agricultores y pescadores se convierten en los mejores aliados para una culinaria anclada en el producto.
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